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Jacques Rancière: El maestro ignorante, Cap. 2 (1987)

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El maestro ignorante Cinco lecciones sobre la emancipación intelectual Cap. 2 Fuente: Rancière, Jacques. El maestro ignorante. Laertes Ediciones, Barcelona, 2002 Capítulo Segundo La lección del ignorante Desembarquemos pues con Telémaco en la isla de Calipso. Penetremos con uno de estos visitantes en el antro del loco: en la institución de la Señorita Marcellis en Lovaina; en casa del Señor Deschuyfeleere, un curtidor al que convirtió en latinista; en la Escuela Normal* Militar de Lovaina, donde el príncipe filósofo Frederick d'Orange encargó al fundador de la enseñanza universal la instrucción de los futuros instructores militares: «Imaginen a los reclutas sentados sobre bancos y ronroneando, todos a la vez: Calipso, Calipso no, etc., etc., dos meses después sabían leer, escribir y contar (…) Durante esta educación primaria, aprendimos uno el inglés, el otro el alemán, éste la fortificación, aquél la química, etc., etc. –¿El fundador sabía todo eso? –En absoluto,

Jacques Rancière: El maestro ignorante, Cap. 1 (1987)

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El maestro ignorante Cinco lecciones sobre la emancipación intelectual Cap. 1 Fuente: Rancière, Jacques. El maestro ignorante. Laertes Ediciones, Barcelona, 2002 Capítulo Primero Una aventura intelectual En el año 1818, Joseph Jacotot, lector de literatura francesa en la Universidad de Lovaina, tuvo una aventura intelectual. Una carrera larga y accidentada le tendría que haber puesto, a pesar de todo, lejos de las sorpresas: celebró sus diecinueve años en 1789. Por entonces, enseñaba retórica en Dijon y se preparaba para el oficio de abogado. En 1792 sirvió como artillero en el ejército de la República. Después, la Convención* lo nombró sucesivamente instructor militar en la Oficina de las Pólvoras, secretario del ministro de la Guerra y sustituto del director de la Escuela Politécnica. De regreso a Dijon, enseñó análisis, ideología y lenguas antiguas, matemáticas puras y transcendentes y derecho. En marzo de 1815, el aprecio de sus compatriotas lo convirtió, a su pesar

Jacques Rancière: El maestro ignorante, Cap. 3 (1987)

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El maestro ignorante Cinco lecciones sobre la emancipación intelectual Cap. 3 Fuente: Rancière, Jacques. El maestro ignorante. Laertes Ediciones, Barcelona, 2002 Capítulo Tercero La razón de los iguales Hay que profundizar mucho más en la razón de todos esos efectos: «Dirigimos a los niños según laopinión de la igualdad de las inteligencias.» ¿Qué es una opinión? Es, dicen los explicadores, un sentimiento que nos formamos sobre hechos que hemos observado superficialmente. Las opiniones crecen especialmente en los cerebros débiles y populares, y se oponen a la ciencia que conoce las razones verdaderas de los fenómenos. Si quieren, nosotros les enseñaremos la ciencia. Poco a poco. Les concedemos que una opinión no es una verdad. Pero es eso lo que nos interesa: quién no conoce la verdad la busca, y hay muchos encuentros que se pueden hacer en este viaje. El único error sería tomar nuestras opiniones por verdades. Eso se hace todos los días, es cierto. Pero aquí está pre

La comunidad de los iguales de Rancière (El maestro ignorante, 1987)

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Escribe Jacques Rancière en el cuarto apartado de El maestro ignorante : "Entre el maestro y el alumno se había establecido una pura relación de voluntad a voluntad: una relación de dominación del maestro que había tenido como consecuencia una relación completamente libre de la inteligencia del alumno con la inteligencia del libro –esta inteligencia del libro que era también la cosa común, el vínculo intelectual igualitario entre el maestro y el alumno–.” El párrafo que hemos citado se halla en el meollo de la cuestión pedagógica (o política) que plantea el filósofo francés en este ensayo: el de la igualdad de las inteligencias, o dicho de otro modo, el de la comunidad de los iguales. En efecto, Rancière es muy astuto al definir al hombre como una voluntad servida por una inteligencia, en lo que hemos llamado su concepción antropológica: a partir de aquí, cualquier vínculo entre maestro y alumno se resuelve en una conexión dos inteligencias y dos voluntades. En la cita, Ranc