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Tom Bottomore: Marxismo y sociología (Historia del análisis sociológico, 1978)

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Marxismo y sociología Tom Bottomore Cap. 4 de Historia del análisis sociológico. Nisbet, Robert; Bottomore, Tom (comp.). Amorrortu, Buenos Aires, 1988 [1978]. Tom Bottomore: Marxismo y sociología (Historia del análisis sociológico, 1978) La formación del pensamiento de Marx Durante más de un siglo ha habido una estrecha, incómoda y polémica relación entre marxismo y sociología. Estrecha, porque la teoría de Marx, tal y como la sociología, quería ser una ciencia general de la sociedad, y estuvo análogamente dirigida, en particular, a comprender los cambios sociales resultantes del capitalismo industrial y de las revoluciones políticas del siglo XVIII. Los alcances y ambiciones del marxismo eran, sin duda, los mismos que se expresaban en los sistemas sociológicos de Comte y de Spencer, y hasta cierto punto fueron idénticas sus fuentes intelectuales: las historias de la civilización, las teorías sobre el progreso, el análisis sansimoniano de la sociedad industrial, y la nuev

Tom Bottomore: Marxismo como sociología (Cap. 2 de Sociología marxista)

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Marxismo como sociología Tom Bottomore Cap. 2 de Sociología marxista En el período que va desde la muerte de Marx (1883) al inicio de la Primera Guerra Mundial, el marxismo apareció fundamentalmente como una ciencia de la sociedad. Esta tendencia (que, como he señalado, puede apoyarse en las propias opiniones de Marx) fue impuesta sobre todo por Engels, quien la expuso claramente en su «oración" fúnebre ante la tumba de Marx» al proclamar que «del mismo modo en que Darwin descubrió la ley de la evolución de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana». La versión engelsiana de la teoría, aceptada ampliamente por Kautsky, se convirtió así, con el nombre de «socialismo científico», en la doctrina ortodoxa de la socialdemocracia alemana y de la Segunda Internacional. De acuerdo con esta tendencia, el marxismo suministró una explicación causal de la evolución histórica de las sociedades humanas a partir de los cambios en el modo de produc

Tom Bottomore: La sociología marxista (Cap. 1: Introducción)

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La sociología marxista Tom Bottomore 1. Introducción La polémica acerca de la sociología marxista viene de hace tiempo. De hecho puede decirse que comenzó con el propio Marx. No tanto en sus referencias de pasada a Comte, cuanto en aquellos pasajes — demasiado escasos, por desgracia— en los que discurría acerca de los objetivos y métodos de sus propios estudios. Las críticas de Marx a Comte, y aún más a sus discípulos franceses e ingleses, no iban dirigidas contra los intentos comtianos de construir una ciencia social general y de formular leyes históricas (es decir, contra su «positivismo»)l, sino contra la forma de que esa nueva ciencia se revestía y contra las doctrinas políticas derivadas de ella. La síntesis comtiana, pensaba Marx, era «pobre por comparación con Hegel» 2. Esta comparación es aleccionadora, por cuanto uno de los elementos principales de la teoría comtiana, al que Marx habría sido particularmente hostil, es la «ley de los tres estadios», que interpreta la

Tom Bottomore y Robert Nisbet: Estructuralismo (Historia del análisis sociológico, 1978)

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Estructuralismo Tom Bottomore y Robert Nisbet Cap. 14 de Historia del análisis sociológico. Nisbet, Robert; Bottomore, Tom (comp.). Amorrortu, Buenos Aires, 1988 [1978] Tom Bottomore y Robert Nisbet: Historia del análisis sociológico, 1978 La investigación estructural en las ciencias sociales y campos afines, según hoy la conocemos, tiene raíces profundas en la historia del pensamiento occidental. Descubrir las estructuras constitutivas, fundamentales, en que se reparten los datos sensoriales de la observación y la experiencia: he ahí el objetivo cardinal de los pensadores de la Grecia antigua, para no remontamos más en el tiempo1. La raíz griega de nuestra palabra «idea» denota pauta, configuración o estructura. Cuando mencionamos la doctrina platónica de las Ideas, mejor haríamos en decir Formas, porque esto eran precisamente. Si bien es cierto que se trataba de unas entidades ideales, hasta celestiales, en la filosofía de Platón, no lo es menos, según lo ha señalado Cornfo