Ely Chinoy: Los usos de la sociología (La sociedad, 1966)
Los usos de la sociología
Ely Chinoy
Capítulo XVIII de La sociedad. Una introducción a la sociología.
Ely Chinoy: La sociedad. Una introducción a la sociología (1966) |
El conocimiento sociológico y su aplicación han llegado a ser actualmente muy utilizados como fuente de información objetiva, como una guía útil para la acción y como un importante criterio para la comprensión de la conducta humana. La creciente atención hacia el trabajo de los sociólogos refleja en gran medida el constante desarrollo de la propia disciplina: por una parte, la acumulación de un cuerpo de datos seguros sobre la conducta social, y, por otra, el firme progreso en la clarificación de los conceptos, el desarrollo de las técnicas de investigación y la formulación de una teoría general y de teorías "especiales" concernientes a materias diversas, como la estratificación, la burocracia y la conducta desviada. La sociología está aún lejos de su declarado, aunque quizás utópico, objetivo: ser una ciencia social totalmente constituida. Pero sus realizaciones pasadas y sus actividades presentes —en la investigación y en la teoría, tanto como en la aplicación práctica— sugieren con firmeza que continuará progresando, adquiriendo mayor rigor y claridad, para llegar a ser un instrumento cada vez más útil de comprensión y de práctica.
Para el estudio científico de la sociedad han sido fundamentales la esperanza y la creencia de que la sociología podría contribuir al entendimiento y a la solución de los problemas sociales, favoreciendo así la constitución de un mundo mejor y más razonable. Augusto Comte, que acuñó la palabra sociología, alentaba grandes propósitos para mejorar la sociedad, y el socialismo "científico" de Marx trataba de abrir la ruta a una sociedad sin clases, libre de la explotación del hombre. Spencer y Durkheim estaban profundamente preocupados «por las cuestiones morales y políticas, hacia las cuales decidieron orientar sus investigaciones científicas. La obra de muchos precursores de la sociología norteamericana —por ejemplo, Lester F. Ward, Charles H. Cooley y Edward A. Ross— se fundó en la creencia sobre la posibilidad del progreso y en la conveniencia de reformas sociales sobre la base del análisis sociológico, objetivo y racional.
En los años que siguieron a la primera Guerra Mundial, muchos sociólogos norteamericanos (aunque no todos, por supuesto), deseosos de mostrar su objetividad y su libertad frente a los juicios de valor, rechazaron la necesidad de una adhesión abierta al progreso o la reforma.
Aunque la tendencia desde los años veintes no ha sido única, cada día hay más sociólogos que subrayan el carácter aparentemente desinteresado de su disciplina en la búsqueda del conocimiento científico. Sin embargo, los problemas especiales hacia los cuales han dirigido a menudo su atención los sociólogos, reflejan, por lo menos indirectamente, un deseo persistente de aliviar los males sociales y contribuir de alguna manera al mejoramiento social. -Los sociólogos, dice Charles Page, "aun cuando vistan las ropas más austeras de la ciencia, no son de ningún modo inmunes ya sea a la tradición del mejoramiento o a los intentos reformadores".
El esfuerzo por hacer realmente científica a la sociología se reflejó en las controversias teóricas y metodológicas que surgieron entre 1920 y 1930, así como en la acentuación creciente que se dio a la investigación empírica concreta, en vez de hacerlo en el terreno de la teorización especulativa. Gran parte de la investigación, sin embargo, estaba dirigida hacia los urgentes problemas sociales que se asociaban con la pobreza, los arrabales rurales y urbanos, el desempleo y el trabajo migratorio, la adaptación de los inmigrantes, y las relaciones raciales y étnicas. Así, pues, la desorganización familiar, la delincuencia, las enfermedades mentales, el crimen y la prostitución fueron estudiados con cierta esperanza de que los resultados de la investigación científica desinteresada contribuirían a su solución. Muchos de estos problemas continúan estimulando gran parte de la investigación, aunque en un nivel teórico más refinado y con la ayuda de técnicas de investigación más eficaces que en el pasado. Pero en los años recientes, el impulso suybacente hacia el mejoramiento ha cambiado de localización, desplazándose de los aspectos "anormales" o "patológicos" de la vida social hacia el análisis sobre el funcionamiento de instituciones y estructuras sociales "normales", como las relaciones industriales y laborales, la administración de negocios, la publicidad, los medios de comunicación de masas, la atención y la educación médicas, la práctica legal y la organización militar.
Esta ampliación del campo de la investigación y la aplicación socio- lógicas refleja en gran medida las nuevas necesidades que surgen de una sociedad sumamente compleja y cambiante, y la creciente conciencia de las dimensiones sociales y culturales de la conducta humana, así como un mayor refinamiento sociológico. Los manufactureros y los publicistas quieren datos precisos sobre sus consumidores y cierta idea de las fuerzas que determinan las decisiones para comprar o no. Los administradores y los ejecutivos en la industria, los negocios, el gobierno, las fuerzas armadas, etc., buscan obtener una información segura sobre las organizaciones que dirigen y las condiciones que afectan el estado de ánimo y la eficiencia de su personal. Muchos médicos e investigadores de la medicina tienen hoy conciencia de la importancia de la cultura y las relaciones sociales para el estudio de las enfermedades y su tratamiento, y algunos administradores de escuelas de medicina han reconocido formalmente que estos aspectos tienen cada vez más importancia en la educación de los médicos, en lugar de la simple adquisición de conocimientos y habilidades técnicas. Como resultado de este desarrollo, hay sociólogos que están enseñando en escuelas de medicina, de comercio, de derecho y de trabajo social, así como en colegios de artes liberales y escuelas de graduados; y a menudo están empleados como investigadores en hospitales, oficinas, fábricas, agencias del gobierno y establecimientos militares. En campos que alguna vez la gente consideró como exclusivos del hombre más bien "práctico" que intelectual, se acepta de manera creciente la idea de que la sociología puede proporcionar datos seguros e interpretaciones objetivas que van más allá del sentido común. Los sociólogos "están invadiendo el mundo de los negocios, según la revista Business Week, debido a que los mismos negocios los han invitado a entrar por la puerta principal".
Los nuevos intereses de investigación y campos de aplicación han producido, quizás inevitablemente, varias nuevas "sociologías": de la industria, de los negocios, de la medicina, de cuestiones militares, del derecho y de los medios de comunicación de masas, para no citar sino unas cuantas. (Hay, por supuesto, incontables campos posibles de especialización sociológica, pues los orígenes, formas y funciones sociales de cada modo de actividad humana pueden ser, en principio, objeto de análisis.)
Los estudios realizados en muchas de estas nuevas áreas de especialización no sólo contribuyen al entendimiento y a la solución de problemas prácticos, sino enriquecen también el conocimiento sociológico general al examinar sistemáticamente aspectos de la cultura y la sociedad que no habían sido explorados con cuidado. A medida que las piezas son así gradualmente ensambladas para formar un cuadro mayor y más revelador de diversos grupos e instituciones, y de la propia sociedad en su conjunto, los hechos familiares pueden verse también bajo una nueva luz. La importancia de las diferencias de clase, por ejemplo, se advierte más fácilmente cuando se conoce la estructura social de la industria, o cuando pueden identificarse las repercusiones de la publicidad en distintos grupos.
Las perspectivas y los principios del análisis sociológicos a los que se refiere este libro son comunes a todas las áreas especializadas de investigación —en teoría por lo menos, si no siempre en la práctica. Cada campo específico depura y elabora estos principios y perspectivas para enfrentarse a sus propias necesidades, y eventualmente devuelve nuevas ideas y hechos adicionales al cuerpo central del pensamiento sociológico.
De un estudio sobre el estudiante de medicina surgen nuevos criterios para entender el proceso de la "socialización adulta" que incluye cl aprendizaje —y la enseñanza— de los papeles profesionales.*t De un análisis sobre el efecto que ejerce la cadena de montaje sobre los trabaja- dores de la industria automovilística se obtiene una comprensión mayor de los problemas de la "enajenación" en la sociedad moderna. La investigación sobre las historias dramatizadas de la radio aporta nuevas luces sobre los mecanismos mediante los cuales se adapta la gente a las tensiones que provienen del status y los papeles que desempeña no sólo en el seno de la familia, sino en el conjunto de la sociedad.
Aunque esta valiosa aportación de la investigación concreta y especializada a la teoría sociológica general es bastante frecuente, la creciente utilización de los sociólogos en las agencias gubernamentales, comerciales, industriales y otras crea también serios problemas tanto a la tarea sociológica como a los propios intelectuales en lo personal. La definición de los problemas a investigar en muchos de los campos especializados de la sociología está frecuentemente limitada o deformada por los valores e intereses de los clientes o patrocinadores, o por los prejuicios implícitos de los sociólogos que están dispuestos a obtener resultados que pudieran ser "útiles". Los sociólogos industriales que estudian el estado de ánimo del obrero pueden ignorar la influencia que tiene la organización sindical si su patrocinador desea debilitar —o, al menos, no reforzar— dicho sindicato, o si, en el caso de que no haya patrocinador, los investigadores deploran el conflicto social en general y tratan de eliminar en consecuencia toda oposición persistente entre la empresa y los trabajadores. Los científicos sociales comisionados por las agencias gubernamentales para estudiar algunos problemas urgentes pueden ajustar sus recomendaciones a las preferencias de los ejecutivos para los cuales trabajan, aunque un gran número de estos investigadores se sienten aparentemente libres para "criticar la política de aquellos que les proporcionan su pan y su mantequilla".2 Los estudios sobre la persuasión de las masas, que se ocupan sólo de la forma de lograr objetivos limitados —vender más cereales para el desayuno, bonos de guerra o desodorantes— parecen estar a menudo libres de prejuicios; sin embargo, como dice Merton, al restringir sus cuestiones al funcionamiento práctico, los investigadores sociales ignoran muchas cuestiones relativas al gran efecto que ejercen las técnicas empleadas sobre "la cultura, la sociedad y la personalidad individual.
Lo que sirve para vender bonos de guerra puede también reducir el nivel general de la información y la comprensión públicas. El sociólogo que sirve como "experto" de cualquier organización subordina sus esfuerzos profesionales a la realización de los objetivos de ésta —por ejemplo, una fuerza aérea más eficaz, mayores ganancias, el mejoramiento del cuidado médico o la venta de más jabones y alimentos infantiles. Es posible que la sociedad apruebe en gran parte la conveniencia de algunos o de todos estos objetivos. Pero es frecuente, sin embargo, que el sociólogo ponga sus conocimientos y habilidades a disposición de ciertos grupos y de sus intereses. Aun el sociólogo académico que trata de evitar tal subordinación (con excepción, probablemente, de la que le exigen los valores de la ciencia y el saber), y restringe su investigación exclusivamente a las cuestiones teóricas, puede descubrir que su tarea es de especial valor sólo para un grupo selecto de personas.
Como otros científicos, pues, el sociólogo se enfrenta al problema de las implicaciones morales que tiene el uso que se está haciendo de sus contribuciones al conocimiento. Esta cuestión asume todavía mayores proporciones desde el momento en que la ciencia social crea técnicas eficaces de manipulación, de las que pueden abusar quienes buscan el poder sobre los demás.
Finalmente, la creciente preocupación por trabajar dentro de áreas especializadas de investigación y las nuevas oportunidades para aplicar el conocimiento y la habilidad sociológicos a problemas específicos, pueden enturbiar y empequeñecer la contribución que hace la sociología a la comprensión de la sociedad en su conjunto y del lugar que los individuos ocupan dentro de ella. La sociología no es sólo un conjunto de hechos y generalizaciones; es también una importante manera de considerar el mundo en que vivimos. Su valor radica tanto en sus aplicaciones prácticas como en la ayuda que ofrece a los que la estudian, equipándolos para entender un mundo cada vez más complejo en cl que las relaciones entre el individuo y las fuerzas sociales de las masas constituyen un problema central. La sociología no puede definir los objetivos a los cuales debe darse prioridad y significación dentro de un mundo rápidamente cambiante, pero puede ayudar a nuestro conocimiento de los límites y posibilidades de elección y de acción.
Notas:
1 Charles H. Page, "Sociology as a Teaching Enterprise", en Robert K. Merton, Leonard Broom y Leonard S. Cottrell, Jr., Sociology Today, Nueva York: Basic Books, 1959, pp. 585-86.
2 Véase Roscoe C. HFinkle, Jr., y Gisela Hinkle, The Development of Modern Sociology, Nueva York: Random House, 1954, cap. 2.
3 "Sociologists Invade the Plant", Business Week, 21 de marzo de 1959, p. 95.
4 Robert K. Merton, George G. Reader y Patricia Kendall (eds.), The Student-Physician, Cambridge: Harvard University Press for the Commonwealth Fund, 1957.
5 Charles R. Walker y Robert H. Guest, The Man on The Assembly Line, Cambridge: Harvard University Press, 1952.
6 W. Loyd Warner y William Henry, "The Radio Daytime Serial: A Symbolic Analysis", Genetic Psychology Monographs, 37:1 (1948), pp. 3-71.
T Véase, por ejemplo, Loren Baritz, The Servants of Power, Middletown, Conn.: Wesleyan University Press, 1960, pp. 150 ss.
8 Véase el trabajo de Elton Mayo, Human Problems of an Industrial Civilization, Cambridge: Graduate School of Business Administration, Harvard University, 1945.
9 Véase Edward L. Katzenbach, Jr., "Ideas: A New Defense Industry", The Reporier, XXIV, 2 de marzo de 1961, 17-21.
10 Robert K. Merton, con Marjorie Fiske y Alberta Curtis, Mass Persuasion, Nueva York: Harper, 1946, cap. 7.
Ely Chinoy: Los usos de la sociología (La sociedad, 1966) |
La sociedad. Una introducción a la sociología
Parte Quinta: Conclusión
Capítulo XVIII: Los usos de la sociología
Ely Chinoy
Fondo de Cultura Económica, 1966
Fecha de publicación original: 1966
Conducta regulada y vida colectiva
ResponderEliminarLa sociología comienza con dos hechos básicos: la conducta de los seres humanos muestra normas regulares y recurrentes, y los seres humanos son animales sociales y no criaturas aisladas