Gerhard Lenski: Poder y privilegio. Teoría de la estratificación social (1966)

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Gerhard E. Lenski: Poder y privilegio. Teoría de la estratificación social. Ed. Paidos. Buenos Aires, 1969; 476 págs.

Gerhard Lenski: Poder y privilegio. Teoría de la estratificación social (1966)
Gerhard Lenski: Poder y privilegio. Teoría de la estratificación social (1966)

El tema de la estratificación social en el contexto de las modernas comunidades políticas tiene actualmente un tratamiento continuado por la doctrina de la sociología política y clasial. Nosotros mismos lo tratamos en varias ocasiones, especialmente en Revista Internacional de Sociología y en las páginas de esta REVISTA, en su Sección de Estudios. Pero el autor del libro que vamos a comentar recuerda que, incluso desde los tiempos antiguos, la teoría de la estratificación social ha tenido, en las controversias básicas, a dos escuelas de pensamiento por protagonistas: una de ellas constituida por los defensores de la tesis conservadora que sostiene, como es sabido, que la desigualdad social es tan inevitable como justa; frente a esta doctrina se encuentra la sociología que propugna la antítesis radical de que esa desigualdad es evitable y, además, injusta.

Para Gerhard E. Lenski la argumentación es que debe centrarse, en cambio, de esta forma cuanto al respecto se investigue: siempre y con toda preferencia se hará el estudio de las causas dela estratificación social, y las consecuencias algo secundario y posterior; asimismo, centra su investigación en el estudio del poder y del privilegio, con absoluta prioridad al prestigio; en identificar la estratificación social con el proceso distributivo en las sociedades humanas, proceso por el que se distribuyen valores escasos.

En el libro leemos una definición de la estratificación social que el propio Lenski, su autor, no duda en calificar de heterodoxa, concebida en los siguientes términos: «La estratificación social no se identifica con el estudio de las clases o estratos sociales, puesto que éstos sólo son las unidades estructurales que a veces surgen como resultado de las operaciones del proceso distributivo, que constituye, en realidad, el fenómeno básico del proceso en sí.» Para el referido publicista la pregunta: «¿Quién obtiene qué y por qué?», se encuentra implícita en todas las discusiones teóricas sobre clases y estratos, así como en sus relaciones estructurales, a cuyo interrogante es al que Lenski pretende responder en este libro, al propio tiempo que a todas las cuestiones secundarias que suscita.

Recurre, en primer término, el autor del libro, a la casuística inductiva, recordándonos el ejemplo típico, ciertamente muy significativo, del político norteamericana Robert S. McNamara que, al ser designado, por el Presidente John Fitzgerald Kennedy, secretario de Defensa, con un sueldo de sólo 25.000 dólares por año, que equivalía, aproximadamente, al 5 por 100 del que hubiera disfrutado en «Ford Motor Co.» de haber aceptado su anterior promoción a la presidencia de esa Sociedad.

Este hecho, aparentemente anecdótico y poco relevante, es, para el autor del libro, un asunto de impresionante y curiosa cualidad : el mismo hombre, McNamara, con las mismas habilidades y talentos, que pasa a ocupar un puesto mucho más importante, el que, sin duda, le demanda mayores esfuerzos, y halla que su compensación económica se ve reducida en un 95 por 100, a la par que tiene, en su nueva posición, que soportar una buena parte de la carga de la defensa de la nación, simultáneamente que ve su retribución o salario no mayor que el de millares de empleados menores en la industria, en la esfera privada. Sin embargo, insiste Lenski, si examinamos debidamente la vida norteamericana nos revela inmediatamente que éste no es un caso aislado, que existen innumerables ejemplos en los que las remuneraciones de los puestos oficiales desempeñados guardan poca o ninguna relación con la gran dimensión del valor de los servicios que prestan o de los sacrificios que hacen al aceptar sus cargos.

Las pequeñas minorías son las que llevan a cabo las revoluciones y esta nueva élite, una vez alcanzado el Poder, para completar su obra, para alcanzar todos sus objetivos, se ve obligada a emplear los servicios de otros, con el fin de poder alentar la esperanza de seguir dominando de manera efectiva el excedente de la sociedad y conseguir su transformación en los tipos de bienes y servicios que desea. Para ello, tendrá que valerse de la creación, extensión o perpetuación de un estrato medio de técnicos y especialistas que trabajan al servicio de la élite: funcionarios, soldados, estudiantes, etc., naturalmente con el estímulo de las correspondientes recompensas (aparte las teorías funcionalistas de la moderna sociología del trabajo norteamericana), no en proporción a su aporte al bien común, a la sociedad, sino a las necesidades de la élite: la distribución de recompensas, en una sociedad, es una función de la distribución del Poder, no del sistema de necesidades, y ello como consecuencia de las imperfecciones organizativas de las sociedades humanas.

Esta es la razón de que cuando un ciclo político sobreviene durante un período apreciable se pueda observar que, poco a poco, se va modificando la naturaleza de las clases medias y su relación con la élite política, llegando, en épocas de gobierno constitucional, a la situación de que se arroguen algunos de los poderes y privilegios de la élite, puesto que obra en favor de ésta, por su delegación.

Y esta es la explicación, y la causa, a juicio del autor del volumen, de que la mesocracia se haga con el ejercicio de los poderes que, de contra, la élite va perdiendo. Por tanto, cuanto mayor sea el grado de constitucionalismo de una sociedad, menos actuarán las clases me' días como meros agentes de la élite, al propio tiempo que en su funcionamiento serán mayores las cualidades de independencia, autonomía y seguridad personales, condicionantes de su madurez política.

Ahora Lenski se remonta al estudio de las antiguas sociedades agrarias y observa que en todas ellas se libró una lucha, casi continua, por el Poder, entre el gobernante, por un lado, y, por el otro, las clases medias que a aquél sirvieron de apoyatura.

En las referidas sociedades agrarias el gobernante luchaba constantemente por aumentar al máximo sus derechos y prerrogativas para lograr que el usufructo de poder y de privilegio, a favor de los miembros de la élite gobernante dependiera en forma directa de la prestación de los servicios a la Corona, así como el continuo privamiento en pro de quien ejercía el mando. Las clases medias coadyuvantes en el Gobierno trataban de violar los derechos de la éltte gobernante, a la par que perseguían el objetivo último de reducir al gobernante al nivel de un primus ínter pares, primero entre los iguales; procurándose, como recompensa de sus servicios, derechos que no concluyeran con el cumplimiento de su período de servicio y otros que el gobernante no pudiera abrogar sólo por voluntad o capricho.

Sabido es que en estas sociedades agrarias la tierra y la función pública eran los principales recursos existentes y, consecuentemente, las luchas más importantes de los gobernantes propiamente dichos y las clases coadyuvantes en el Gobierno implicaban, por supuesto, el control de aquellos factores. Indicadores accesibles sobre los resultados de estas contiendas eran las pruebas correspondientes a la distribución relativa a los derechos a tales recursos, que tenían sus más variables características, hacia un extremo o el otro, a favor de gobernantes o de la clase de gobernantes, en las estructuras clasiales que anteriormente se explicaron.

Estudiase en el volumen que comentamos la movilidad vertical en las aludidas sociedades agrarias, considerándose que la movilidad ascendente es relativamente grande, importancia que se patentiza si tenemos en cuenta que la tasa de la descendente, por la fecundidad (el movimiento natural de incremento de prole supera al número de cargos a proveer), era progresivamente excedente.

Volviendo al examen de las sociedades industriales, el autor examina las luchas individuales por el poder y el privilegio, así como pone de manifiesto la relevante dependencia de aquéllas con las sociedades agrarias, fundamentalmente representadas por la declinación de la importancia de los factores adscritos al proceso distributivo. Las antiguas distinciones hereditarias entre nobles, hombres libres y esclavos hoy se eliminan casi en su totalidad. También han perdido importancia las ventajas y desventajas asociadas con las cualidades adscriptivas, en gran medida, a la raza, etnicidad y religión. Finalmente, el status asignado al sexo asimismo decae.

Los estudios de la moderna sociología empírica han puesto de manifiesto, en las sociedades industriales de los tiempos actuales, la moralidad a este respecto: aproximadamente el 30 por 100 de los hijos de padres que trabajaban en actividades no agrarias tuvieron movilidad ascendente o descendente a lo largo de la línea de trabajo manual-no manual.

Movilidad vertical que, por otra parte, parece que no se alcanzaba, en esa proporción, en las sociedades agrarias de la Era preindustrial. Además, la naturaleza del movimiento es diferente en estas sociedades industriales, aparte de que, en la mayoría de los casos el total del movimiento ascendente excede al descendente.

En la pauta de distribución, en una economía de mercado, adviértese que es importante considerar que no todos los hombres nacen con dotes iguales. Asimismo se advierte en el volumen que el factor de la escasez ocasiona demanda de bienes y servicios que exceden de la oferta. También subraya el autor que, aún admitiendo y reconociendo todos estos factores, muchos pensadores pasan por alto el hecho de que en un sistema de mercado libre, pequeñas desigualdades tienden a generar grandes desigualdades, y éstas, a su vez, otras todavía mayores. En definitiva, para Gerhard E.

Lenski en una economía de mercado libre y sin trabas políticas, existe la tendencia natural de que los ricos se hagan más ricos y de que los pobres se hagan más pobres.

En suma, para Lenski existe, en la teoría de la estratificación social, un aspecto que requiere un trato más agudo y sutil: el problema de las variaciones de tipo intrasocial en las pautas distributivas, así como sus causas. Las diferencias intratipo se consideran muy importantes desde el punto de vista teórico y merecen el más cuidadoso análisis. Considéranse áreas de principal influencia: la ideología y condiciones en que ésta llega al máximo y al mínimo de su influencia; el comportamiento altruista; las interrelaciones del poder, el privilegio y el prestigio. Lenski no se hace ilusiones sobre la validez de sus generalizaciones. Su teoría debe ampliarse. Es necesario contemplar nuevas variables, nuevos tipos de sociedades y nuevas pautas de relaciones. El libro plantea todo un programa de quehaceres e investigaciones del sistema teórico que esboza y Lenski concluye con estas afirmaciones: el surgimiento de los nuevos sistemas distributivos, asociado con las sociedades agrarias, debilitó seriamente las fuerzas promotoras del avance tecnológico; la preponderancia de los sistemas de prestigio sobre los de poder, puesto que los mismos sirvieron para que fuese limitado el acceso a las posibilidades de poder de los más idóneos.

—GERMÁN PRIETO ESCUDERO.


Gerhard Lenski: Poder y privilegio. Teoría de la estratificación social (1966)
Gerhard Lenski: Poder y privilegio. Teoría de la estratificación social (1966)

Gerhard E. Lenski: Poder y privilegio. Teoría de la estratificación social. Ed. Paidos. Buenos Aires, 1969; 476 págs.

Fecha de publicación original: 1966

Comentarios

  1. Donde puedo bajar el libro de Lenski “Poder y Privilegio “

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