Pitirim Sorokin: La persona y la obra del sociólogo ruso-americano (1968)

La persona y la obra de Sorokin

Jesús María Vázquez

La reciente muerte del sociólogo Sorokin merece el homenaje de un sentido comentario desde el campo de la cultura española, atenta a esta figura señera del pensamiento actual, que, al margen de malevolencias e incomprensiones, amaba a España y cotizaba noblemente nuestros valores.

La muerte de Sorokin supone para el siglo xx la pérdida de una de las figuras más relevantes, agudas y tenaces en el campo de las ciencias psico-sociales y, para España y todo el mundo occidental, la desaparición de un sincero amigo y de un símbolo humano de la lucha inteligente e infatigable por la verdad y la libertad.

Todas sus obras, como su vida misma, brindan una escuela de humanismo estudioso, luchador y humilde que, entre otros galardones, España reconoció expresamente al nombrar a Sorokin miembro del Instituto de Estudios Políticos español, cuando este organismo tenía como director al profesor Fraga Iribarne.

La muerte de Sorokin merece, para nosotros, al menos, un póstumo recuerdo, que no es sino reiteración de la simpatía y reconocimiento con que en España hemos seguido sus vicisitudes personales y su franca trayectoria intelectual y que sintetizamos a través de este artículo.


1. La persona

Pitirim Alexandrovich Sorokin nació el año 1889 en la aldea rusa de Touria. Hizo sus primeros estudios en el Colegio de Kostroma, de 1903 a 1906. Siguió los cursos nocturnos en San Petersburgo, de 1907 a 1909 y después asistió a los cursos del Instituto Psico-Neurológico en la misma ciudad (1909-1910) y de la Universidad de San Petersburgo (1910-1914).

En 1915 obtuvo su licencia de Criminología y ejerció en calidad de privado en el Instituto Psico-Neurológico (1916-1917). Fue profesor de Sociología de 1919 a 1922, tiempo durante el que enseñó en la Academia de Agronomía. En 1922 fue nombrado doctor en Sociología. En 1914 había publicado su primer libro Crimen y Castigo, seguido por León Tolstoy, como filósofo (1915), Elementos de Sociología (1919), Sistema de Sociología (2 volúmenes, 1920-21) y Teoría General del Derecho (1920).

Simultáneamente al profesorado y al trabajo de escritor, Sorokin tomó parte en la vida política. En 1917 fue nombrado secretario de Kerensky, por entonces jefe del gobierno provisional ruso y, a la caída de éste, combatió con cuerpo y alma contra el comunismo. Fue apresado, juzgado y condenado a muerte. Y, habiendo Lenin conmutado este veredicto por el destierro, Sorokin emigró a Alemania; después fue invitado por el Presidente y sociólogo Masaryk, a Checoslovaquia; permaneció allí nueve meses, antes de su partida en 1923 a los Estados Unidos, país del que se convertiría en ciudadano en 1930.

Es interesante conocer como el mismo Sorokin resume con una gran fuerza expresiva los acontecimientos más importantes de su vida: "La variación ha sido probablemente la característica más dominante de la aventura de mi vida. En un período de setenta años he pasado por muchas atmósferas culturales: la cinégeta-pastoral de los Komi, la agrícola, y después la urbana de Rusia y Europa, y finalmente la tecnológica megapolitana de los Estados Unidos de América... Nacido y educado entre los Komi, grupo étnico finlandés del Norte de Rusia, a los once años no había visto aun la más humilde aldea... Habiendo empezado a vivir como hijo de un pobre artesano ambulante y de una campesina, me convertí inmediatamente en labrador, artesano ambulante, obrero de fábrica, empleado, preceptor, director de un coro, revolucionario, prisionero político, periodista, estudiante, editor de un diario metropolitano, miembro del Gabinete Kerensky, exilado, profesor en las Universidades de Rusia, Checoslovaquia Estados Unidos y erudito de fama mundial. Mi vida personal no ha sido menos turbulenta: una mezcla de acontecimientos alegres y tristes, de los éxitos y de los desastres de una existencia normal; he conocido el placer particular de no menos de seis encarcelamientos: tres bajo el régimen zarista y tres bajo el régimen comunista; he experimentado las sensaciones inolvidables del hombre condenado a muerte, esperando día tras día, durante seis semanas, la ejecución de un pelotón comunista. He conocido muy de cerca la censura y la alabanza; el dolor por los hermanos caídos en la lucha política y, en menor grado, he sentido la beneficios agracia del trabajo creador. Esta experiencia de la existencia me ha hecho más bien que los innumerables libros que he leído y las conferencias a las que he asistido."


2. Obras principales

La honestidad y hondura del pensamiento de Sorokin se ha reflejado no sólo en más de una treintena de libros científicos publicados en diversas lenguas, sino en profusión de conferencias, cursos y otras actividades de reconocido valor científico.

Después de su llegada a los Estados Unidos, Sorokin publicó en ruso La Rusia de hoy (1923) y Ensayas de Política Social, que precedieron en poco tiempo a su primer libro en inglés Páginas de un periódico ruso (1924).

Este mismo año la Universidad de Minessota le nombra para su cátedra de Sociología, donde enseñará hasta 1930, y encontrando, a la par, tiempo para publicar los libros Sociología de la Revolución (1925); Movilidad Social (1926); Teorías sociológicas contemporáneas (1928) y Principios de Sociología rural-urbana (1929).

En 1930 fue nombrado titular de la cátedra de Sociología de la Universidad de Harvard, en la que funda el Departamento de Sociología, que él presidirá durante diez años. Cuando se retiró por razón de su edad, dirigía el Centro de Investigación sobre el Altruismo Creativo de la Universidad de Harvard, fundado por él en 1949 con una donación de la Fundación Eli Lilly.

Después de 1930 ha publicado, entre otras obras: Fuentes para el Estudio de la Sociología rural (en colaboración, 3 volúmenes; 1930-31), Dinámica Social y Cultural (4 volúmenes, 1937-414 edición abreviada en 1 volumen, 1957); Causalidad socio-cultural, espacio y tiempo (1943); Sociedad, cultura y personalidad, aparecida en 1947, considerada por N. E. Timasheff como libro "único en la sociología norteamericana por su contenido y composición", donde se recoge la expresión más definida y depurada de lo esencial del pensamiento de Sorokin, para quien el concepto de Sociología es un concepto antropocéntrico. Y, por último, Achaques y manías de la Sociología moderna y demás ciencias ajines, publicado en 1957, es otra de sus obras más famosas, sutiles y realistas.


3. Ideas sobre la sociología sorokiana

El pensamiento de Sorokin se encuentra contenido en los cuatro volú- menes de su "Dinámica social y cultural" y en su libro "Sociedad, Cultura y Personalidad", donde aparece la expresión más definida y depurada de su doctrina sociológica. Resumiendo brevemente sus ideas, puede decirse en primer lugar que para Sorokin el hecho social, el fenómeno cultural y la configuración física son tres factores inseparables e interdependientes del hecho general de la vida en común. Las sociedades de animales permanecen excluidas de las preocupaciones fundamentales de Sorokin. Sólo se entrega al estudio de lo que él denomina fenómenos superorgárnicos o socio-culturales, fenómenos que sólo se presentan en el ser humano. Lo superorgánico- subraya Sorokin- coincide con lo espiritual, porque "los fenómenos superorgánicos son el lenguaje, la ciencia, la filosofía, la religión, las bellas artes". Por definición, pues, las sociedades de animales no son más que fenómenos orgánicos, cuyo estudio pertenece a la Zoología, no a la Sociología.

El concepto de sociología es, pues, en Sorokin, un concepto antropocéntrico. En efecto, define a esta ciencia- que algunas veces llega a llamar Homosociología- como la ciencia generalizada de los fenómenos socioculturales tomados en sus formas genéricas, sus tipos y sus múltiples interrelaciones. Para Sorokin, además, existe, entre los fenómenos sociales que se presentan entre los animales y los que se manifiestan entre los hombres, una diferencia de esencia y no de grado.

Después de manifestar con claridad meridiana su punto de vista sobre lo que debe ser la sociología, es lógico que Sorokin tilde como erróneas las opiniones que tienden a restringirlos campos de la Sociología al estudio exclusivo del aspecto social de los fenómenos superorgánicos, en perjuicio de otros aspectos de la cultura y de la personalidad. Porque "el orden socio-cultural es indivisible y nadie puede hacer una ciencia especial de sólo uno de sus aspectos, el social, por ejemplo, dejando de lado los aspectos culturales y personales".

El concepto fundamental del pensamiento sociológico de Sorokin- y posiblemente uno de los más interesantes de toda su obra- es que todos los fenómenos socio-culturales se presentan en una de estas dos categorías: simples aglomeraciones y sistemas.

Por aglomeración entiende dos o más fenómenos socio-culturales que mutuamente no tienen relación en sentido pleno ni de causa o de efecto. Son los fenómenos del azar.

Los sistemas, por el contrario, son para Sorokin los grupos de fenómenos "unidos por lazos consistentes, cargados de sentido, lógica o estéticamente, y por las relaciones de motivaciones interdependientes, en los que cada parte (sentido, vehículo, individuo humano) dependen de forma evidente de otras dos partes del todo", mientras que el todo depende a su vez de cada una y de todas las partes más importantes.

A su teoría sociológica Sorokin la designa teoría "integral" de la realidad socio-cultural, que analiza no solamente los aspectos sensoriales (empíricos), sino también los aspectos racionales o suprarracionales del hombre, de su cultura y de la sociedad. En frases de Sorokin "los fenómenos pluridimensionales deben ser estudiados no solamente por medio de la percepción-sensorial, sino también por el pensamiento racional, lógico-matemático, e incluso teniendo en cuenta la intención o eliminación." Existe en el pensamiento de Sorokin un evidente espíritu crítico, y que ha desarrollado en su obra Teorías sociológicas contemporáneas y más recientemente en Achaques y manías de la Sociología moderna y demás ciencias ajines. "Cualquier ciencia- dice Sorokin al empezar la última obra citada- tiene, en cualquier momento de su existencia histórica, no solamente verdades sino también verdades a medias, verdades aparentes y errores de bulto." Se está refiriendo Sorokin cuando lanza estos juicios, a ciertas verdades pseudocientíficas y a algunos aspectos de las ciencias sociales psicológicas, que debido a la complejidad de los fenómenos mentales y sociales dan pie a que numerosas falacias sean consideradas como la última palabra de las ciencias operativamente definidas, empíricamente ensayadas y exactamente medidas. También alude Sorokin a ciertas afirmaciones de los hombres de ciencia contemporáneos.

He aquí un pensamiento significativo de su afán revisionista en pro de la pureza de las ciencias sociales: "La Sociología y la Psicología contemporáneas no se escapan de esta norma. Contienen verdades, pero por ello no están menos contaminadas por plagas de aparentes verdades y del error.

Algunos de estos males están muy disimulados en lo más profundo de sus proposiciones valederas, mientras que otros adulteran sus métodos, técnicas y tests."

Otra falta que achaca Sorokin a ciertos autores modernos es la de un lenguaje falsamente científico, que llama "desorden del lenguaje": la característica más común a todos esos desórdenes del lenguaje consiste en la sustitución de los términos claros y precisos por otros vagos, confusos e imitativos. Como consecuencia, el lenguaje de la Sociología moderna para Sorokin se ha convertido en una especie de jerga carente de elegancia y claridad. El viejo Sorokin aconseja a los jóvenes sociólogos que se mantengan en guardia contra esta aglomeración verbal e intelectual de la investigación dentro de sus propios campos. Porque los "desórdenes del lenguaje" no pueden llevar más que a un camino sin salida.

Otro aspecto crítico que revela la sinceridad científica de Sorokin: el ataque despiadado a lo que, según nuestro sociólogo, son los verdaderos "cánceres internos" del cientifismo social moderno: el fisicismo, la fobia del pensamiento, la manía cuantitativa, la testofrenia y la tecnomanía. Sobre la manía cuantitativa o "cuantofrenía"- como igualmente la llama Sorokin- observa que "durante las últimas décadas esa preocupación metrofénica ha hecho grandes progresos en detrimento de las ciencias y estudios psico-sociales, y es una amenaza de inundar con sus sombrías aguas muchas de las investigaciones no cuantitativas, así como muchas de las que son verdaderamente cualitativas. En el presente la marea es tan alta que la época central de las esencias psicosociales, pueden llamarse, con toda verdad, la edad de la cuantofrenía y numerología, porque la inmensa mayoría de los procedimientos cuantitativos contemporáneos no demuestran sino la inaplicabilidad de la cuantificación de los fenómenos psíquicos y sociales." Es curioso el que Sorokin, haciendo referencia a los Estados Unidos, señale que "a pesar de nuestra admiración narcisista, de la enorme energía y de las inmensas sumas gastadas en la investigación pseudomatemática y estadística, los resultados han sido singularmente modestos; su esterilidad es extraordinariamente relevante y sus falsedades en número sorprendente." Y como última idea que nos parece de interés destacar en la mentalidad crítica de Sorokin es el ataque a la "testomanía", es decir, la obsesión de los test psicológicos, introducidos por Binet y Simón en 1905. Al hacer una lista de las diferentes clases de tests, Sorokin llega a la conclusión que la dificultad científica de este método, ya sea por causa de los defectos intrínsecos de este tipo de ensayos, o por la interpretación de las respuestas al test o de la cuantificación forzada de los hechos internos, ha hecho que la mayor parte de los datos obtenidos de los test sean cualitativos y por ello intraducibies a unidades cuantitativas. Lo que critica Sorokin no es el recto uso de los test, sino el abuso indiscriminado de los mismos.


4. Ante las actuales estructuras soviéticas y norteamericanas

Conocimos personalmente a Sorokin en Méjico, en el año 1960, con motivo del XIX Congreso Internacional de Sociología. Allí es donde el viejo Sorokin nos dio el fruto de su experiencia y realismo a través de su ponencia, al afirmar sin ambages ni reticencias- como última y sorprendente lección- la mutua convergencia de Estados Unidos de América y la U.R.S.S. hacia un tipo socio-cultural idéntico.

"Mis razones principales para tal pronóstico- dijo Sorokin- son tres: primera, que en su pura y extrema forma, ambos órdenes- capitalista y comunista- son muy defectuosos y no llenan las necesidades de una existencia creadora e idónea para la humanidad del futuro. Segunda, que ambos órdenes sólo son eficaces en condiciones específicas para determinados períodos. En períodos y condiciones diferentes, ambos se convierten en ineficaces y, por ende, en innecesarios. Tercera, que ambos órdenes- tanto el del grupo de naciones occidentales como el de las soviéticas- han ido perdiendo de modo creciente durante las últimas tres décadas sus rasgos específicos, tomando el uno las características del otro para incorporarlas a su propio sistema. En ese sentido, ambos tipos han ido debilitándose y semejándose más y más el uno al otro en su cultura, instituciones sociales, sistemas, valores y modos de vida. Esto significa que ambos tipos- ejemplificados por los Estados Unidos y la Rusia Soviética- han ido convergiendo progresivamente hacia un tipo intermedio, diferente del comunismo y el capitalismo. Este tipo intermedio representa, por ahora, un compuesto ecléctico de las características de ambos órdenes. Sin embargo, una vez transcurrido el lapso indispensable para su tranquilo desarrollo, evolucionará finalmente hacia un orden unificado integral- social, cultural y personal- del universo humano." Y a continuación hizo Sorokin un análisis sobre cambios y tendencias en los principales campos de la cultura, instituciones sociales, sistemas de valores y en la vida socio-cultural de ambas naciones, demostrando que en todos estos terrenos básicos, ambos países- Rusia y Estados Unidos- han venido semejándose progresivamente uno al otro y convergiendo hacia un tipo mixto, que no es ni comunista ni capitalista, ni totalitarista ni democrático, ni materialista ni idealista, no totalmente religioso ni ateísta-agnóstico, ni puramente individualista ni colectivista, ni en extremo criminal ni demasiado santo. Actualmente este tipo mixto representa una mezcla ecléctica de las características de ambos países pero resulta privado de la unidad que supondría un nuevo sistema integral, cultural, social y personal.

"Si el actual sistema mixto logra disfrutar de un desenvolvimiento pacífico y continuo, no hay duda de que, consiguientemente, irá progresando hacia un tipo unificado de orden magnífico e integral en ambos países, así como en el entero universo humano. Cada país irá construyendo este nuevo orden dentro de su propia variante, y cada variante será probablemente más noble, más creadora y mejor que muchos de los órdenes socio-culturales conocidos en la historia humana. Vista desde este ángulo, la discutida convergencia es un síntoma prometedor y un proceso saludable. Como tal, debe ser cordialmente recibida todos los que realmente se preocupan por el ser humano, la cultura y los valores inmortales creados por el hombre sobre este planeta." Este examen de Sorokin demuestra también que, en la actualidad entre todos los diferentes valores de la U.R.S.S. y los Estados Unidos, no hay uno solo que justifique la continuación de la actual mutua política beligerante ni ninguno, absolutamente que en el más leve grado pueda redimir del inmenso crimen de desatar una nueva guerra mundial. Esto no significa que tal guerra no pueda sobrevenir: pesé a todos sus grandes progresos, el hombre continúa siendo en grado considerable una criatura irracional, apasionada, destructora, cruel e insaciable, y la perversidad humana está aún perfectamente viva en los seres y especialmente en los grupos de poder.

Y a partir de aquí es cuando la serenidad e imparcialidad de Sorokin hace un juicio duro de la conducta humana: "Si la actual lucha destructora entre los dos países y los dos grupos de naciones continúa; y si, especialmente, se declara una nueva guerra mundial, las verdaderas razones de estas catástrofes deben ser buscadas no entre los altos y grandes valores invocados por los culpables de la conflagración mundial sino, exactamente, en su estupidez, irracionalidad, ambición e irresponsabilidad, y en la absoluta perversidad de la especie humana." Hemos esbozado en nuestro artículo las líneas más evidentes de la personalidad e ideología del sociólogo P. A. Sorokin. Nuestro propósito ha sido el seleccionar y describir, lo más imparcialmente útil, aquellas referencias significativas que permitieran dar a conocer la trayectoria del pensamiento y la vida de Sorokin, como póstumo recuerdo a uno de los más fervientes pioneros de la Sociología contemporánea.

Somos conscientes de que cada uno de los capítulos de este breve artículo son esbozos que precisan un tratamiento más extenso y profundo.

Pitirim Sorokin: La persona y la obra de Sorokin
Pitirim Sorokin: La persona y la obra de Sorokin

Confiamos que otras plumas más fecundas de la Sociología española acudan, al menos por agradecimiento, a seguir desentrañando la riqueza doctrinal que nos marcó el viejo Sorokin.

La persona y la obra de Sorokin

Author(s): Jesús María Vázquez

Source: Revista española de la opinión pública, No. 13 (Jul. - Sep., 1968), pp. 145-152

Centro de Investigaciones Sociologicas

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