Max Weber: Fatiga y descanso (Sociología del trabajo industrial, 1908-1909)
Fatiga y descanso
Max Weber
Max Weber: Sociología del trabajo industrial, 1908-1909 |
Al concepto básico de «fatiga» se le contrapone el de «descanso». Ambos se refieren prácticamente a la disminución o a la recuperación de la capacidad de repetir rendimientos concretos en períodos de tiempo dados. Se supone que toda disminución de rendimiento, que constituye el síntoma de la «fatiga», se debe a un doble motivo: primero, a la obstaculización inmediata del rendimiento por una acumulación de factores causantes de fatiga; segundo, a la disminución de los elementos imprescindibles (o de algunos de ellos) para el rendimiento («agotamiento»). Esta hipótesis ayuda a la interpretación del proceso de la «recuperación». Para eliminar esa «obstaculización» inmediata bastan breves pausas entre las actividades, eventualmente algunos minutos, que permitan la eliminación de los elementos causantes de la fatiga mediante la irrigación del órgano concreto con sangre fresca. Para la eliminación del «agotamiento», es decir, para la reconstitución de las cualidades fisiológicas iniciales del órgano, son necesarios, en cambio, períodos de tiempo más largos, que, según Kracpelin, son de varias horas incluso en trabajos cortos. Según parece, por tanto, desde un punto de vista fisiológico, no está establecido con carácter definitivo si el proceso de la fatiga en actividades predominantemente »o musculares, especialmente en actividades del sistema nervioso central, es de igual naturaleza que la interpretación química de la fatiga muscular desarrollada por J. Rankc, entre otros. Pero, en todo caso, parece que la fatiga actúa en ambos casos de manera igual en lo que se refiere a sus efectos sobre el rendimiento. Por lo demás, es conocido que la «fatiga» no es sólo consecuencia del «trabajo» en cl sentido de la realización de un esfuerzo consciente, «externo» o «interno». Atendiendo a la experiencia, el sueño en cantidades suficientes es insustituible como medio para la eliminación de la fatiga general que se produce por el consumo de energía en la propia vida en vigilia como tal, con independencia de si ese tiempo de vigilia se pasa «trabajando» o en un «descanso» absoluto, apoyándose en una ligera adaptación a las hipótesis básicas de las ciencias naturales, se supone, y se intenta demostrarlo empíricamente, que la «fatigar producida por el trabajo se inicia en el primer momento de la actividad y progresa sin cesar —en cuanto que no se produzca una recuperación por una pausa—, correspondiendo exactamente al consumo de energía que, por su parte, transcurre paralelamente al rendimiento del trabajo «real».
En cuanto que el proceso del rendimiento contradiga esta hipótesis, esa discrepancia se imputa a los efectos de otros factores externos, que serán comentados más adelante. Por eso hay que distinguir estrictamente entre la «fatiga objetiva», es decir, la fatiga debida a los procesos metabólicos, y la sensación subjetiva de «fatiga», cuya naturaleza física, origen y desarrollo constituye un problema (bastante complejo) de la Psicología. Tan cierto es que esta sensación subjetiva suele estar habitualmente en relación con la situación fisiológica y tan deseable es, desde el punto de vista de la salud, que exista un paralelismo entre ambas fatigas como frecuente es que ambas se den disociadas en el caso concreto, porque la fatiga subjetiva —prescindiendo de las anormalidades patológicas— está en función de otras muchas condiciones ajenas al rendimiento «real», entre las que figura la actitud psíquica de cada uno respecto al rendimiento laboral exigido, es decir, respecto al grado de interés en el trabajo. Esta «fatiga» causada psíquicamente le afecta al rendimiento laboral efectivo (afecta sobre ciertos (actores que comentaremos después y que Kcacpelín llama «estimulación» [Arregung] e «impulso de la voluntad» [Willensantrieb)) y a la larga puede generar realmente un hábito general desfavorable, que tenga también manifestaciones físicas. En cambio, Kracpelin y sus discípulos (y otros psicólogos) valoran la influencia directa de esta «fatiga» sobre la capacidad de rendimiento, en comparación con «la fatiga fisiológica, mucho menos que lo que suele valorarse a veces hoy y, por consiguiente, valoran mucho menos la influencia directa de factores tales como la «satisfacción en el trabajo», el «estado de ánimo», etc., sobre la capacidad de rendimiento. Estos factores, por tanto, influyen básicamente sobre la disposición hacia el trabajo —prescindiendo de los procesos patológicos de «obstaculización»—, no sobre la aptitud «objetiva» para el trabajo. A pesar de la «fatiga» subjetiva y de sentir desgana en el trabajo se han logrado rendimientos no sólo iguales, sino incluso superiores (a consecuencia de la práctica). La capacidad de rendimiento, en cuanto se piense que depende de la fatiga «objetiva», funciona como algo «que no se puede caracterizar psicológicamente» y se puede añadir que tampoco se puede caracterizar como algo causado psíquicamente, una idea típica de la escuela de Kracpelin, que conducirá con toda seguridad todavía a alguna discusión de principios.
Evidentemente, una discrepancia considerables y continua entre la fatiga «subjetiva» y la fatiga «objetiva» es un elemento que limita sensiblemente el control de la energía y, consiguientemente, el autocontrol orgánico del trabajo, y por ello amenaza indirectamente a la capacidad de rendimiento.
La fatiga debida al trabajo, que es la única que tratamos aquí, es siempre consecuencia de actividades concretas. Esto significa, en el campo estrictamente «muscular», que la fatiga es el resultado de la puesta en funcionamiento de determinados músculos o de grupos de músculos, Pero su efecto, sin embargo, no es puramente local, No se puede obtener la fatiga de un solo músculo, ni siquiera en un experimento que disponga de un aparato para ello, como, por ejemplo, el «ergógrafo» de Mosso, porque desde un punto de vista fisiológico nunca se actúa con un solo músculo. El rendimiento laboral es, más bien, la resultante de una serie, por así decir, de efectos superpuestos de distintos grupos de' músculos, y frecuentemente existen otros grupos de músculos que pueden entrar en funcionamiento, concretamente cuando se excluyen O se agotan uno o varios de aquéllos. Pero, sobre todo, en toda actividad tienen que intervenir conjuntamente el sistema completo de órganos terminales periféricos, de conductos nerviosos y, ante todo, el sistema nervioso central. Y cuando parece discutirse sobre los nervios, sobre en qué sentido pueden cansarse realmente por su puesta en funcionamiento o, al menos, sobre en qué tiempo pueden cansarse, esa fatiga por las actividades diarias normales, incluido el trabajo corporal, ocurre indudablemente en el cerebro. En teoría habría que separar, por tanto, fatiga «periférica» (músculos y Órganos motores terminales) y fatiga «central». Pero incluso la fatiga del músculo generado en él, contemplándolo a él solo en los experimentos de contracciones musculares, sigue leyes bastante intrincadas (por ejemplo, según Volkmann, la transformación de la intensidad, no de la cantidad, de los procesos metabólicos, la lentitud creciente del proceso de oxidación sin una reducción esencial de la cantidad de materiales oxidados). El análisis de las causas se complica aún más por su combinación con los procesos centrales y por la transformación del estado y de la tensión de los músculos en el transcurso de su puesta en acción. Y como ambos aparecen unidos en la práctica, por ejemplo en las curvas del ergograma, una medición separada de ambos componentes se encuentra naturalmente con las mayores dificultades. En todo caso, está reconocido que la fatiga corporal se extiende no sólo a la actividad concreta que provoca la fatiga sino también a aquellas funciones del sistema psicofísico puestas en marcha por aquella actividad. En ese sentido, al menos, no es una situación psicofísica puramente local, sino general (o se convierte en general si continúa en funcionamiento el organismo durante bastante tiempo).
Kraepelin, que en el terreno de las actividades corporales reconoce trabajos de la escuela de Kraepelin podrían insinuar un punto de vista diferente del suyo. Por lo demás, naturalmente, no entramos en la cuestión de hasta qué punto se podría determinar, con el punto de vista de Kraepclin, si las «características básicas» de las que habla él son «innatas» o «adquiridas hereditariamente», lo que no es lo mismo. Las capacidades generales permanentes también se pueden «adquirir».
Prescindiendo de la adquisición de una mayor capacidad de fatiga por enfermedad o por otras debilidades, especialmente de origen sexual o alcohólico, la vida de los jóvenes —incluido su tipo de alimentación, por ejemplo, la duración del tiempo de lactancia—, según recientes declaraciones influye con toda seguridad en su capacidad de rendimiento corporal posterior y sobre su capacidad de rendimiento mental, como se ha intentado demostrar en algunas ocasiones.
Weber, Max. Sociología Del Trabajo Industrial (1908-1909).
Comentarios
Publicar un comentario