The Haunted Man de Bat for Lashes (2012)
The Haunted Man (2012)
Bat for Lashed
Luego de dos álbumes que David Byrne, abierto a lo joven, alabó con razón, Natasha Khan nos entrega un álbum de canciones en The Haunted Man que merecerán estas palabras. Me detendré en el conjunto.
Editar poco es propio de algunos músicos, y ella se hace extrañar tres años luego de cada lanzamiento. Su público adora sus discos en medidas más altas que el público de otros artistas, más acostumbrados a los altibajos o a una discografía pródiga donde se hayan sutilezas precisas a fuerza de lo abundante. Pero ella es distinta. Sus pop es muy certero, y el pop en general es certero de por sí en el corazón humano.
Por otra parte, Natasha Khan forma parte de un conjunto contemporáneo de jóvenes rockeros menos eficientes que sus padres. Las cumbres están hoy plagadas de ausencias. Pero The Haunted Man pone en juego un exceso de belleza. Continuador de sus dos anteriores trabajos, con ambos se distancia ahora muchísimo. Sin desequilibrios de forma y de calidad (aunque su tendencia es siempre crear álbumes conceptuales) este trabajo es considerablemente conceptual si recordamos los dos anteriores. Es claro, sin embargo, que tendrá su costado amargo para los muchos hombres que no creerán en la sinceridad de este trabajo, al que tacharán de pobre en comparación a las constelaciones que compuso en Fur and Gold (2006) y Two Suns (2009).
Y aunque se le abre un camino para ganar mucho dinero siendo ella una estrella muy considerada en rincones de Inglaterra y el mundo, no se pone a la cola de las expectativas rocosas, y exige a sus seguidores mayor esfuerzo variando los elementos fijos y predecibles de su discografía.
Natasha Kahn se eleva un poco más en The Haunted Man meditando en ciudades electrizadas, y ofreciendo un pop orgulloso, folklórico y que mira hacia el oriente. Sus padres han sido los solistas del art-rock, al que debe mucho el rock joven en boga hoy día, el post-rock, un movimiento que experimenta disparos hacia distintas direcciones, acertando a veces.
Las percusiones del álbum, realizadas en una batería convencional, aunque hacen referencia a África o al Oriente, son las mismas que utilizó Peter Gabriel en sus primeros cuatro discos, y también Japan, un grupo inglés que debió haber escuchado. Su experimentación electrónica la conoció en su juventud oyendo los álbumes de Brian Eno y David Bowie. A David Byrne debió las posibilidades de unir sintetizadores y música africana. A Kate Bush el rock sinfónico, las tonalidades vocales y el uso de elementos de la música tradicional en el pop. Björk, más cercana a ella, es también una mentora evidente en todos los aspectos; desde la simple nota musical a la forma general de su esteticismo.
Llevo varias veces oyendo el disco. No me atrajo en la primera ocasión. Pero en una mañana entreví un mensaje subyacente.
Las canciones son lentas y densas, como la niebla pesada. Los sintetizadores, el arpa, los tontones, el bombo, los violines, el cello, los coros, la viola, el bajo y hasta la trompeta, se entrecruzan fusionándose, formando una tela. Su voz es el realce y el brillo lírico, sobrevolando sobre una tela agitada por los vientos. Los sintetizadores, que siempre acompañan, se desprenden en muchos pasajes, a la manera de Pink Floyd, David Bowie y Brian Eno, siguiendo a su lirismo cuando su voz calla. Recuerdo instantes álgidos en The Haunted Man cuando vi unirse los espectros a la electrónica en alturas planeadoras.
En cambio los arreglos orquestales, como suelen ser en discos de rock, son relegados a una función secundaria, que The Haunted Man se traga en su vastedad. Es un disco de arreglos, de sumatoria de pequeñeces. Making The Haunted Man sería un DVD atractivo, como lo sería sobre Medúlla, una obra también llena de misterios espectrales y técnicos.
The Haunted Man es la pieza número cinco. Es diferente a las diez restantes. En esta canción vemos representado en el sonido, el concepto que sugiere el diseño de su portada —cuya fotografía llega a ser menos sugestiva que la música—: tonalidades de grises, elementos mínimos y la desnudez de los cuerpos. Es una balada pianística que deja sin otro acompañamiento a su voz, de gran culminación en el momento del estribillo.
Si en sus dos álbumes anteriores hallamos momentos de apocamiento, en este vemos rehuirles. Sus once dispersas, son una única canción, en la que The Haunted Man, pieza cinco, trabaja de interludio.
Aunque la solemnidad inunda The Haunted Man, su espíritu febril se disipa en algunas piezas que operan como contraste de himnos o piezas hondas; porque hay que decirlo, la alegría se dispersa también en las formas sonoras de este disco.
El rock ha transformado su naturaleza. Quizá esto ya no sea rock y debamos llamarlo aire. No hay ya una historia común en el rock, una mesa compartida por Deep Purple en un extremo y The Band en el otro. Los grupos tribales se reunen a idolatrar megaestrellas propias, incomunicadas con las demás, célebres en youtube y los blogs e irreconocibles para la mayor parte de las personas. Bat for Lashes es un barrio en el mundo, como Nine Inch Nails y The White Stripes.
Este mensaje se perderá en el retumbar de ecos infinitos, queriendo agarrarse a la estela de El hombre perseguido exigiendo porvenir. Bat for Lashes, que se funde en la sangre de Natasha Khan, sirve aquí al llanto metafórico, silencioso en el alma del ascético auditorio.
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The Haunted Man (2012) de Bat for Lashes |
— SELLO: Capitol/Parlophone - Fecha: Octubre 22, 2012.
El legendario compositor británico siempre estará más identificado con su innovadora composición de larga duración Tubular Bells (1973) y la forma en que se usó para iluminar el miedo en la película El exorcista de ese mismo año.
ResponderEliminarVocabularies presenta un collage de canciones muy variantes y tan amplias como el globo terráqueo. El resultado es un ambicioso trabajo vocal que no tiene comparación con lo que hasta entonces ha dado el género y Bobby McFerrin es su mentor.
ResponderEliminarSafe Trip Home, editado en noviembre de 2008, tomó por sorpresa a los editores de música cuando se aprestaron a confeccionar listas de lo mejor del año.
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